cuando brillan los ojos
¡cruzando miradas!,
y los labios claman
desde sus fracciones
lloviendo deseos a la vez,
y desde entonces
fundidos oro y diamante,
ya no hay más pupilas
ni mas iris que los tuyos,
no encontré en esta vida
más ilusión que tu alma,
ni más amor que tu corazón,
ni más alegría que tu boca,
ni más placer que tu piel.
¡Ahora que te he perdido!,
sueño tu voz hermosa
cada palabra que deletreo,
busco tus ojos eternos
entre los colores de la vida,
y cuando desde el silencio
un destello se avecina,
surcando mares y tierras
va trazando el destino
entre sus claros oscuros,
y yo lo mirara desde
un bosque adormecido,
soñando con esa ilusión
que vaga sin su reflejo
bajo superficie de sombras,
donde solo puedo recoger
tu mirada diluida
entre mis ojos de lluvia.
Copyright © Ricardo Miñana 2012