con su manto de sombras
mientras las almas anónimas
en la dimensión desconocida
despiertan de su enigma.
Entre la belleza de la noche
y los murmullos del silencio
se deslizan los destellos
tan inmensos como el cielo
que derraman las estrellas.
El silencio se hace presente
desplegando su quietud
y como un sueño que vuela
su eco fluye con luz oscura
entre las sombras de la noche.
Un oasis misterioso de astros
flota más allá de lo insondable
y donde la deidad domina
se propaga por el vasto vacío
como manantial de la vida.
La noche cruza los tiempos
como alma extenuada
y se eleva hacia su pasado
tras las huellas del principio
donde el vacío era su morada.
Ricardo Miñana © 2012