El tiempo huye efímero
entre su vuelo fugaz,
y su trémulo baile ignoto
que roza mi piel en los años,
y se pierde en lo eterno,
dejando ciegos recuerdos.
Su raso diáfano impreciso,
incapaz de evitarse así mismo,
acapara un olor a destierro
que abisma toda esperanza,
vertiendo olvido al instante
por su abertura inconclusa.
Amanecer en la ausencia
con el alma enmudecida,
al roce de lo intangible,
que irremisible acontece
por este cauce de lágrimas
en su prolongado eclipse.
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Tiempo -
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